Catholic Diocese of Richmond

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Carta a los fieles del obispo Knestout sobre el coronavirus

INFORMACION ACTUALIZADA: 17 de marzo de 2020

 

Monseñor Barry C. Knestout ha prohibido las aglomeraciones con más de 10 personas a todos los ministerio dentro de la Diócesis Católica de Richmond. Esta es una información actualizada del comunicado de prensa emitido el 16 de marzo por la diócesis, tomando en cuenta la conferencia de prensa del 17 de marzo del Gobernador Ralph Northam en la cual anunció que las aglomeraciones con más de 10 personas están prohibidas dentro del Commonwealth.


16 de marzo de 2020

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Mientras que la preocupación y la ansiedad se enraízan en esta tierra y en el mundo entero acerca de la posible propagación del COVID-19, el Señor nos esta hablando, nos esta llamando a profundizar nuestra relación con el. Esta época pareciera ser un tiempo de temor y confinamiento, pero nosotros tenemos la oportunidad de ver en esto una nueva luz, como un retiro dentro del desierto con nuestro Señor y encontrar a Dios en la soledad y la oración. Así como dice el Salmo 91:

“No temerás los miedos de la noche ni la flecha disparada de día, ni la peste que avanza en las tinieblas, ni la plaga que azota a pleno sol. Aunque caigan mil hombres a tu lado y diez mil, a tu derecha, tú estarás fuera de peligro: su lealtad será tu escudo y armadura.”

Habiendo sido dadas las restricciones necesarias de las aglomeraciones públicas en el Commonwealth de Virginia, para asegurar el bien común y proveer por la seguridad y salud pública, y aún mantener la misión de la Iglesia permitiendo acceso a los sacramentos, a las enseñanzas de la iglesia, a los trabajos de caridad de una manera apropiada a las circunstancias de nuestros tiempos, así como también a renovar nuestra vitalidad spiritual como diócesis durante esta época de jubileo, es que estoy ordenando que se de lugar en nuestra diócesis lo siguiente:

Al suspenderse todas las celebraciones públicas de Misas los domingos,  días de preceptos y/o obligación en la Diócesis de Richmond y mientras  que los días  se acrecientan y la luz de la primavera comienza a brillar abriendo nuestros ojos a las bondades de Dios, invito a todos los fieles desde sus hogares y desde la soledad de sus corazones a acercarse a Cristo nuestra luz en oración y con un deseo interior por el Señor que habita en nuestros corazones – pidiendo la gracia del perdón, la recuperación de nuestra visión espiritual y un despertar de anhelar para que Dios se fortalezca entre nosotros.

Este fin de semana, durante una celebración de Misa privada en la Catedral del Sagrado Corazón y en medio de nuestro año jubilar, yo celebraré Misa sin congregación, pidiendo la gracia y el perdón de Dios, consagrando nuestra diócesis al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María. Para que ustedes me puedan acompañar en ese momento, se transmitirá al vivo para todos los fieles

Cada sacerdote celebrará su Misa privada en la iglesia o en la capilla por las intenciones de su parroquia y por la Iglesia universal para asistir a aquellos afectados por el COVID-19.

Por el momento, estoy instruyendo que durante las horas del día, todas las parroquias mantengan sus puertas abiertas para la posibilidad de oración o devoción privada. Así como el pueblo de Dios por necesidad va al supermercado por comida, ellos también podrán llegar a sus parroquias para sostener sus vidas espirituales.

Si la cuarentena o las grandes restricciones públicas son puestas en práctica limitando en mayor medida el movimiento público y las aglomeraciones, o si mas de 50 personas recomendadas por el CDC se reúnen en el edificio de la iglesia, se cerrará el acceso en adelante.

Mientras este abierta, el párroco asignará un portero que estará estacionado durante las horas del día en una puerta de la iglesia que estará abierta y así asegurarse que no haya mas de 50 personas en un mismo tiempo dentro de la iglesia.

Individualmente, mientras se mantiene una distancia social apropiada el uno del otro, los feligreses son libres, durante un tiempo de temor e incertidumbre, de acercarse a la iglesia a su discreción durante el día para ejercer su devoción personal, deseo de comunión, rezar el rosario o realizar el vía crucis.

También, solicito que en este tiempo el Santísimo Sacramento sea movido al centro del área principal y mas grande de la iglesia. Nuestro Señor debe estar reservado y asegurado en el tabernáculo, claramente visible en el área mas grande y principal de la iglesia durante todo el dia, especialmente sábados y domingos – para que así durante las devociones privadas se pueda mantener una distancia social apropiada, la cual es imposible hacerlo en capillas de adoración pequeñas.

Los sacerdotes deben estar disponibles en tiempos específicos para escuchar confesiones durante el dia en un lugar grande que proporcione seguridad, acceso limitado y provea al menos seis pies de distancia entre ellos y los penitentes.

El cuidado pastoral de los enfermos por los sacerdotes es de extrema importancia durante estos tiempos. Si un sacerdote esta incapacitado para visitar a los enfermos por cualquier razón o preocupado por pertenecer a una de las categorías vulnerables, el contactará a su decano.

La comunión no será llevada normalmente a los feligreses confinados en casa o a los que no pueden asistir a misa. Las oraciones para la comunión spiritual estarán disponibles en la iglesia y en la página del internet de la parroquia. La comunión, si es requerida, será llevada a aquellos que se encuentran cercanos a la muerte y necesitan que se les administre el Viático.

Los voluntarios laicos no podrán visitar a los enfermos en ninguna capacidad oficial. Los diáconos pueden visitar a los enfermos usando su discreción y tomando en cuenta su edad y su estado inmunocomprometido.

Los esfuerzos esenciales y caritativos hacia los pobres y vulnerables continuarán con algunas adaptaciones. Se establecerán restricciones en las cuales no podrán haber mas de 25 personas al mismo tiempo en el edificio. Será recomendando que solo las personas que no pertenecen a los grupos vulnerables o inmunocomprometidos sean los encargados de asistir a los pobres. Las comidas calientes o servicio de comidas en mesa en los comedores de beneficencia serán descontinuadas y reemplazadsa por opciones de comida para recogerlas e irse. Todas las áreas, incluyendo los baños deberán ser desinfectados frecuentemente. Los lugares de entrega para las donaciones deberán estar afuera del edificio principal, limitando a aquellos que pudieron haber estado expuestos a grupos grandes.

Con todas estas provisiones podremos continuar con la misión de la Iglesia: enseñando la fe, celebrando los sacramentos que se necesitan en estos tiempos y el cuidado de los pobres, mientras apoyamos al bien común y aseguramos la salud y bienestar de nuestros vecinos.

Mientras el mundo responde a esta emergencia, nosotros enfocamos nuestra atención en el Espíritu Santo que nos da fortaleza y valor en estos tiempos de tribulaciones y sufrimientos. Ofrecemos nuestras oraciones al Sagrado Corazón de Jesús y pedimos la intercesión del Inmaculado Corazón de María. Que conozcamos lo profundo del amor misericordioso de Jesús y que nuestra Señora nos mantenga bajo la protección de su manto e interceda por nosotros en estos tiempos de necesidad.

Con la promesa de mis oraciones para ustedes y de todos los afectados por la pandemia del COVID-19,

Sinceramente en Cristo,

Reverendísimo Monseñor Barry C. Knestout
Obispo de Richmond